¿Tengo herramientas para afrontar los cambios en mi vida?
Para actuar ante situaciones difíciles, es necesario valorar cómo de difícil es la situación. Todo depende de cómo la percibes, ya que la dificultad se ve diferente, dependiendo del momento. Puede que ahora la veas complicada, pero, con determinada perspectiva, quizá logres no ver las cosas tan mal.
También puedes compartir lo que te ocurre con otras personas que te podrán dar su propia visión al respecto. Te asombrará la gran diferencia que existe en cómo otros valoran la situación. Esto puede ayudarte a restar dramatismo a lo que ocurre.
“Eres tú quien decide la forma de manejar las situaciones difíciles; puedes optar por ser positivo o negativo, pero la recomendación es encontrar siempre la positividad de la situación.”
También es útil tener claros una serie de máximas ante una situación difícil:
- No dejar que la situación te cambie, a menos que el cambio sea positivo. Las situaciones difíciles ayudan a crecer como personas.
- No dejar que la situación te haga culpar a otras personas con el resentimiento.
- Mantener el sentido del humor y aprende a reírte de la situación por mala que sea. Para ello, puedes: anotar tus sentimientos y encontrar una salida pacífica, pasear, aprender a respirar correctamente, escuchar música o disfrutar de una buena película.
- Conservar un buen sistema de apoyo, que puede venir de amigos o familiares, o simplemente un grupo de personas que están pasando por la misma situación. No olvides quererte a ti mismo y rodéate de cariño por difícil que sea la situación.
El hecho de ser consciente de cómo tus emociones están actuando y guiando tus acciones, te permitirá darte el espacio para aplacarlas y, así, hablar de manera adecuada, expresar tus sentimientos y evitar caer en discusiones que no te llevarán a ninguna parte.
Ahora que ya sabes cómo actuar ante las situaciones difíciles, es el momento de dejar de evitarlas y empezar a hacerles frente para así solucionarlas. Normalmente, tendemos a huir, aunque la problemática continúe ahí. Sin embargo, aparte de no ayudar a resolver la situación, escapar hace que acumulemos una serie de pensamientos y comportamientos que pueden llegar a hacernos daño a medio y largo plazo.